MARRUECOS; Día 3: Desierto Zagora: 1ª Parte. De ruta en combi + unos paisajes maravillosos.

Nos levantamos muy temprano, a las siete de la mañana. Como el día anterior, el chófer nos fue a recoger para comenzar la ruta hasta la llegada al desierto. Nos quedaban muchas horas de viaje por delante. El guía que nos acompañaría junto al chófer era el mismo que el del día anterior así que ya le conocíamos. En esta ocasión compartiríamos tour con una pareja de alemanes.

Comenzamos el viaje, un viaje en el que atravesaríamos medio país, rodados de montañas y montañas, de maravillosos paisajes que poco a poco iríamos descubriendo.


La 1º primera parada fue a tan solo 15 minutos de Marrakech. La parada tenía el fin de observar una pequeña parte de los que comenzabas a ser las montañas Atlas. La parada duró tan solo unos minutos. Volvimos a la furgoneta en la que viajábamos y continuamos, cuando de repente Noemí se da cuenta de que no tiene la mochila. Se lo dijimos al chófer así que este tuvo que parar y retroceder unos metros para ver si se la había dejado durante la parada. Efectivamente allí estaba. Apenas llevábamos media hora con la pareja de alemanes y estos ya estaban hartos de nosotros.


Continuamos el viaje. Comenzamos a subir progresivamente por las montañas. De nuevo volvimos a hacer otra parada. El viaje era muy largo y estaría lleno de parada en sitios con vistas bonitas, para tomar algo, descansar y estirar las piernas puesto que serían muchas horas de viaje. La parada tuvo lugar en el Café Tagdalt. Un pequeño establecimiento rodeado únicamente de montañas. Nos tomamos un café en la terraza, al solecito, que ya había salido. El café estuvo muy muy rico. El día se prometía de nuevo caluroso, pero rodeados de tanta naturaleza el clima se sobrellevaba mucho mejor.


La próxima parada tuvo lugar más arriba aun. A medida que subíamos y continuábamos por la carretera que nos llevaría al desierto las vistas se iban superando en belleza. Desde esta parada las vistas eran magnificas, preciosas, conmovedoras, inigualables, perfectas.



Después volvimos a parar más adelante para observar desde la carretera un pequeño pueblecito asentado en medio de aquellas montañas. El pueblo era bereber. Os imagináis viviendo ahí?



Ya llevábamos unas cuantas horas de viaje. A pesar de ello no se estaba haciendo pesado puesto que parábamos mucho y las vistas de todos aquellos paisajes eran geniales así que el viaje está resultando muy ameno y entretenido. A medida que íbamos avanzando las vistas iban cambiando.

La siguiente parada tuvo lugar mucho más arriba de las montañas si cabe aun. Pero el paisaje ya estaba cambiando. Las montañas eran completamente secas. Un río de arboles verdes en mitad de aquel valle de ellas embellecía aquel paisaje.

En esta parada aprovechamos para ir al baño puesto que allí había unos establecimientos, pero el baño resultó estar muy sucio y encima había que pagar para entrar, así que decidimos damos un paseo por los alrededor en vez de utilizar el baño.




Continuamos el viaje algunas horas más. Curvas y curvas. Pendientes que desfilaban por las laderas de las montaña- Ibamos circulando por aquella carretera única, rodeados de aquel paisaje de película.

Seria aprox. la una de la tarde ya. Llevábamos unas cinco horas de viaje. Esta parada seria más larga. En esta parada visitaríamos Ait Ben Haddou un pueblo prácticamente despoblado patrimonio de la humanidad donde se rodaron algunas películas como Gladiator, La Joya del Nilo o Alejandro Magno. El pueblo era precioso. Tuvimos que caminar un poco esta llegar a él.


El calor era insoportable. Hacía mucho mucho calor. Entre eso y lo que teníamos que andar y subir pensé que me daba algo.

Cuando llegamos comenzamos a recorrer sus calles y a subir escaleras y más escaleras que nos llevarían a la cima de él. El pueblo es como una pequeña montaña formada por casas de barro.

Yo me creí incapaz de continuar, porque hacía mucho calor. Solo quería sombra, que por aquel pueblecito, precioso por cierto, escaseaba. Después de subir y subir, y de que el guía nos fuera explicando cosas sobre aquel sitio entramos por fin a un lugar con sombra, mucha sombra. El sitio estaba muy fresquito y además nos ofrecieron té y almendras. El té estaba muy caliente así que no me hizo especial ilusión. Un vaso de agua fría me habría gustado bastante más. El sitio era como una pequeña cueva. Allí descansamos un poco del día caluroso que hacia fuera, y pudimos hacernos fotos con lanzas, espadas y escudos como los utilizados en Gladiador.


Continuamos subiendo ya con unas pocas mas de fuerzas tras el vital descanso. Sin el posiblemente ahora no podría estar escribiendo esto. Lo pase algo mal con tanto subir y tanta calor.

Mereció la pena. Nos hicimos unas fotos desde la cima, y comenzamos a bajar.


Volvimos a donde habíamos aparcado. En la línea de la carretera había unos restaurantes. Después de esta visita tendríamos aprox. 1 hora libre para comer donde quisiéramos. Nosotros, teníamos unos bocadillos que habíamos preparado la noche anterior, y nos los comimos por allí sentados a la sombra de un edificio un poco raro. Únicamente compramos agua fría para la comida. Después de comer y descansar un poquito fuimos a tomarnos un café, en mi caso un zumo de naranja al restaurante donde habían ido a comer los adinerados alemanes. Nos acercamos a saludarles y se habían pegado un banquete que ni en las Bodas de Caná.

El restaurante se llamaba Labaraka, y una curiosidad de él es que el agua de los baños es agua salada. Después de esto continuamos el viaje hacia el desierto. Serian aprox. las tres de la tarde.

UNA NOCHE EN EL SAHARA. Aquí

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