BULGARIA; CAPÍTULO 26: La Despedida.

La noche fue muy tranquila. Estuvimos juntos casi hasta la madrugada. Prácticamente ninguno nos fuimos a dormir, queríamos aprovechar las últimas horas juntos al máximo. Sabíamos que en muy poco tiempo nos separaríamos para siempre, sabíamos que teníamos que irnos, sabíamos que todo aquello se había acabado. Cuando algo acaba piensas en cómo empezó. Nunca lo hubiésemos imaginado. Ni en nuestros mejores sueños.


Se acaban dos meses intensos, impresionantes, inimaginables.

Simplemente nos dedicamos a estar juntos, no hicimos nada más. Todos juntos por última vez en aquel salón. A medida que pasaban las horas nuestras caras se entristecían. Decidimos ver una peli todos juntos, Los ojos de Julia. Durante la peli recuerdo el gracioso comentario de Jaime de que Belén Rueda parecía Búlgara corriendo con tacones. ;)

Malik y yo reunimos todas las levas que quedaban por allí sueltas y bajamos a comprar algo para comer y beber a un 24horas que había en nuestra calle. Serian aproximadamente las 3 de las mañana. Recuerdo que volvimos loco al vendedor con todo lo que compramos. Bea ya llevaba acostada bastante rato. Ella estaba feliz y deseosa de irse, todo lo contrario a nosotras, porque aunque Yaiza y yo en el fondo también teníamos ganas de ver a nuestras familias y a nuestros novios no queríamos irnos.
Personas, en la misma casa, las mismas cosas, una misma experiencia, pero dos maneras totalmente distintas de vivirla. Realmente curioso. Faltaban muy pocas horas, apenas dos. Yaiza había subido a acostarse un rato. Los demás seguíamos en el salón. Ya era muy tarde y la hora se acercaba, yo también subí a tumbarme un rato.


Al poco tiempo subieron Malik y Jaime a despedirse de nosotras porque se tenían que ir, imagino que tendrían prácticas al día siguiente. Todos estábamos cansados,

La luz de la habitación estaba apagada pero entraban rayos de luz de las escaleras por la puerta. Entonces se asomaron ellos y nos dijeron que se iban. Nos levantamos y nos despedimos de ellos deseándonos lo mejor a partir de aquella etapa que se estaba cerrando. Nos quedamos en la cama tumbadas pero ni siquiera queríamos dormir, quedaba tan poco tiempo...

Pasaron unos minutos y nos levantamos, nos vestimos y definitivamente cerramos ya con absolutamente todo dentro nuestras maletas. Después las bajamos al salón, definitivamente llegase la hora de irnos. Allí estaban Marina y Miguel esperándonos.

Llegó la hora. Mary Carmen que era la otra chica que vivía con nosotras, salió de su habitación para despedirse a pesar de no haber encajado con nosotros en aquella experiencia.

El taxi que nos llevaría al aeropuerto ya nos estaba esperando abajo.

En aquel momento, sobraron las palabras. Todos sabíamos ya lo que habíamos significado los unos para los otros. Abrazos, besos, lágrimas, tristeza pero en el fondo pequeños ápices de alegría y esperanza porque aunque aquello acababa sabíamos y nos habíamos prometido que aquello no sería el fin. Si el fin de aquella maravillosa experiencia vivida junto a ellos, pero no el fin de nuestra relación, porque las cosas continuarían en España a pesar de la distancia que nos separaría.

Bajamos a la calle cargadas con nuestras maletas, las metimos en el taxi y por última vez nos despedimos de Marina y de Miguel.

Fue como en todas esas películas. Aun era de noche. Ellos se quedaban en la calle, en la puerta de la que había sido nuestra casa, mientras nosotras ya nos alejábamos en el taxi. Ellos se quedaban allí mientras nosotras nos alejábamos de ellos y nos acercábamos cada vez más a los recuerdos.

A medida que nos íbamos al aeropuerto en el taxi, comenzaba a amanecer. Cuando llegamos, después de facturar, nos acercamos a la puerta de embarque a esperar.
Creo que en aquel momento seguía sin creerme que nos íbamos, pero era real, estábamos allí.

Mientras esperábamos sentados instintivamente saque el ordenador y escribí en mi tablón: “Gracias por todo "Peña del Caucho" nos vemos en España”. Aunque aún seguimos allí, ya todo comenzaba a resultarme lejano. Ya lo echaba de menos..

Embarcamos. Cuando comenzamos a despegar fue cuando realmente me di cuenta de lo que estaba pasando, de que ahí sí definitivamente aquello se había acabado. Sentí una profunda sensación de nostalgia, de tristeza, de esas que te llegan al alma. Era inevitable no tener esa sensación mientras me alejaba sobrevolando la cuidad que durante aquel tiempo había sido mi vida.
Apenas recuerdo nada más del vuelo.

Alguien escribió: 
 
El tiempo pasa, no lo puedo detener,
sólo quedan los recuerdos
que no quisiera olvidar.

Y así es, el tiempo pasa y los recuerdos quedan. Y no se me ocurre nada mejor para recordar que a vosotros, que lo que pasamos juntos. Porque las cosas fueron así porque cada uno de nosotros somos especiales y juntos formamos un buen equipo, el mejor equipo.
Porque si uno de vosotros hubiese faltado las cosas no hubieran sido iguales, porque ha sido una experiencia que recordare siempre con la mayor de mis sonrisas.
Y aunque nos queden muchas cosas que vivir por separado esta nunca será una más, siempre será de las más especiales. Porque solo tengo palabras de agradecimiento para vosotros, porque aunque el tiempo nos separe más aun, siempre, siempre tendréis un gran recuerdo en mi memoria y un pequeño huequecito en mi corazón.

Siento la necesidad de hacer una mención especial a Yaiza, ella sabe lo que significo para mi durante aquellos meses, y aunque con el paso del tiempo cambian las cosas lo que alguna vez le dije nunca cambiará. Ella y mis dos sureños hicieron que aquella experiencia fuera especial desde el primero hasta el último de los día allí.

La vida esta llena de etapas.
Esta posiblemente haya sido una de las mejores. 

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