BULGARIA; CAPÍTULO 14: SALIMOS DE FIESTA Y COMEMOS SUSHI EN SOFIA.
OTRO FIN DE SEMANA EN LA CIUDAD.
El viernes nos quedamos de fiesta en casa porque esa misma madrugada Yaiza, Marina, Mary y Miguel se iban a Viena, su empresa les había permitido tener las vacaciones de Semana Santa del calendario escolar.
El viernes nos quedamos de fiesta en casa porque esa misma madrugada Yaiza, Marina, Mary y Miguel se iban a Viena, su empresa les había permitido tener las vacaciones de Semana Santa del calendario escolar.
La noche transcurrió, como siempre, perfecta. Estuvimos jugando a juegos y bebiendo en nuestra casa. Ese día, no sé ni cuándo ni cómo, Diego se agarró una borrachera de la que no levantó cabeza en toda la noche y hábilmente ocupó mi cama para pasar la noche.
Nos fuimos a dormir relativamente pronto porque ellos tenían que madrugar, aunque esa noche hubo alguno que no pego ojo en toda la noche...
Cuando amaneció todos nos despertamos para despedirlos, pero nos volvimos a la cama de nuevo. Cuando pasaron unas cuantas horas Jaime, Diego, Bea y yo, que fuimos los que nos quedamos, comimos juntos en casa. Después Diego, que tenía una resaca que no podía con ella, y Jaime se fueron a sus casas.
Pasamos la tarde en casa sin hacer nada y cuando llegó la noche Jaime, Bea, salsa boy y yo quedamos para cenar. Nos fuimos a cenar al Happy.
Tras la cena cogimos un taxi para ir a nuestra casa porque esa noche jugaba el Madrid-Barça. Ya llegábamos un poco tarde porque el partido comenzaba a las once y a esa hora todavía estábamos en el taxi de camino a casa. Salsa boy no vino con nosotros prefirió ir a bailar salsa durante el partido.
Tras la cena cogimos un taxi para ir a nuestra casa porque esa noche jugaba el Madrid-Barça. Ya llegábamos un poco tarde porque el partido comenzaba a las once y a esa hora todavía estábamos en el taxi de camino a casa. Salsa boy no vino con nosotros prefirió ir a bailar salsa durante el partido.
Cuando llegamos a casa nos pusimos a buscar el partido por todos los canales y resultó que no lo echaban en nuestra tele, Jaime estaba enfadado porque nosotras le habíamos asegurado que lo echarían por la tele, pero no fue así, así que tuvimos que ver la primera parte por internet, pero iba muy lento y se veía muy mal.
Después bajamos a mirar si lo ponían en un bar "futbolero" que teníamos debajo de casa y afortunadamente así fue, así que bajamos los tres a ver la segunda parte.
Cuando entramos en el bar, todo el mundo se nos quedo mirando. El bar estaba lleno de tíos bebiendo cerveza. Nosotros entramos y también pedimos una cerveza, Heineken, siempre la bebíamos en todos sitios. Descubrimos que costaba 1 euro. Era un botellín de medio litro y a Jaime, que le resultó sorprendente, exclamó: Ole qué precios! Bea y yo nos estuvimos riendo y repitiendo toda la noche esa expresión.
No había sitio para sentarse pero rápidamente nos ofrecieron unas sillas que se habían quedado vacías. La gente fue muy amable y todos intentaban hablarnos con las pocas palabras que sabían en español. El dueño del bar era el que mejor lo hablaba. También teníamos discusiones de que equipo era mejor porque todos los que estaban allí presentes eran del Barcelona, excluyéndonos a Jaime y a mí.
Lo pasamos muy bien a pesar de que el Madrid empato a uno. La gente se quedó muy sorprendida cuando nos vieron a Bea y a mí a las doce de la noche bebiendo cerveza y viendo el futbol, pero fueron muy amables con nosotras. El camarero nos quería invitar a cerveza y yo hice un amigo. Mi amigo, que a partir de ese día cada día que lo veía por nuestra calle o en el bar del billar me saludaba con su mejor sonrisa.
Después del partido fuimos a casa a cambiarnos y arreglarnos para salir de fiesta. Tras 15 o 20 minutos estábamos listas, así que bajamos a la calle a coger un taxi que nos llevaría a Studenski Grad. Esa noche nos costó encontrar taxi porque ya era bastante tarde, las 2 más o menos, pero al final tras un rato de espera conseguimos encontrar uno.
Cuando llegamos quedamos con salsa boy que ya había salido de bailar salsa y que se venía de fiesta con nosotros. Primero fuimos al Plazza. Creo recordar que fue la primera vez que entrabamos en aquella discoteca, un día nos gustó la música que escuchamos desde fuera y decidimos entrar esa noche haber que tal estaba. La discoteca tenía dos salas. Primero fuimos a la sala más grande. Era muy parecida a las demás discotecas de la zona, con las mesas reservadas, etc a excepción del Jean Bean. Había mucha gente y aquel día no sé porque el suelo estaba lleno, pero lleno, de servilletas de papel, algo curioso a la par que extraño puesto que en las discotecas siempre cuidaban que todo estuviese limpio desde el principio hasta el final de la noche, tanto el suelo, como los ceniceros o las mesas. Estuvimos allí un rato tomando una copa y nos fuimos a la otra sala. Fue entrar y salir porque había muy poca gente y la música tampoco nos gustó demasiado, así que nos fuimos.
Después nos fuimos como no, bajo mi eterna insistencia, al Jean Bean. Como adoraba ese sitio. Pasamos allí el resto de la noche bailando, porque la música fue ideal. Esa noche vi como Bea disfrutaba un poco de lo que nosotros ya llevábamos disfrutando semanas, y esto fue algo que me encantó.
Tras una divertida noche decidimos irnos a casa, y como solo estábamos los cuatro quedamos en ir a dormir a casa de los chicos. Cuando salimos del Jean Bean pensamos en coger un taxi pero al final como la casa de los chicos estaba muy cerca nos fuimos andando, con el pequeño inconveniente de que ni salsa boy ni Jaime sabían muy bien por donde se iba. Empezamos cruzando campo atrás ves por un descampado lleno de barro que había al lado de Studenski Grad, así que Jaime amablemente me ayudó a cruzar aquel barrizal.
Después comenzamos a subir por una calle infinitamente larga pensando en comprar algo para comer y coincidió que a nuestro paso nos encontramos un puesto de pizza que estaba abriendo. No nos entendimos muy bien con los señores y no sabíamos si nos iban a dar pizza o no, pero esperamos un poco. Tras 10 minutos, o menos de espera, el señor nos llamó y nos dijo que ya estaban. Las pizzas eran bastante grandes y estaban riquísimas. Lo mejor de todo fue que el señor se puso a buscar el precio en una bolsa, porque como estaban abriendo no les había dado tiempo a colocarlos, y nosotros pensamos que nos engañaría sacando uno de los más caros. Cuando miramos, el señor sacó uno que ponía 1 con algo levas. Quedamos alucinados, porque a esas horas y una pizza enorme y riquísima costaba menos de un euro. Nos la fuimos comiendo de camino a casa.
Cuando llegamos nos dijeron que dormiríamos en la cama de Miguel, que era el que faltaba en el piso, porque que estaba en Viena.
Bea y yo después de terminar de comernos la pizza en el salón nos fuimos para la habitación. Había una cama que estaba hecha y una que estaba deshecha con ropa por encima, así que supusimos que la cama que estaba hecha era la de Miguel, que lógicamente había dejado todo medianamente ordenado al irse, así que nos metimos en esa cama.
Cuando salsa boy acabó de ducharse fue a la habitación y de repente sin saber porque se metió en la cama con nosotras. Nosotras flipamos y le dijimos que qué hacía y él nos dijo, todo pancho, que nada, que se estaba metiendo en su cama para dormir.
Bea y yo nos moríamos de la risa, cuando nos dimos cuenta de que esa era su cama. No entendíamos nada porque además había indicios de otros días anteriores que me llevaban a pensar que esa no era su cama, sino la de Miguel, así que nada, finalmente nos tuvimos que cambiar de cama y Bea que estaba semidesnuda se fue con la sabana enrollada en las piernas, para que Ángel no pudiese ver nada.
Cuando salsa boy acabó de ducharse fue a la habitación y de repente sin saber porque se metió en la cama con nosotras. Nosotras flipamos y le dijimos que qué hacía y él nos dijo, todo pancho, que nada, que se estaba metiendo en su cama para dormir.
Bea y yo nos moríamos de la risa, cuando nos dimos cuenta de que esa era su cama. No entendíamos nada porque además había indicios de otros días anteriores que me llevaban a pensar que esa no era su cama, sino la de Miguel, así que nada, finalmente nos tuvimos que cambiar de cama y Bea que estaba semidesnuda se fue con la sabana enrollada en las piernas, para que Ángel no pudiese ver nada.
Cuando me desperté vi a Bea y Ángel partiéndose de la risa de cómo dormía yo, que estaba más cómoda que nadie poniéndole a Bea la pierna por encima, y la pobre Bea toda la noche en la misma postura porque con la sabana enrollada no pudo moverse para ningún lado. Fue muy gracioso.
Cuando nos levantamos fuimos a la habitación a llamar a Jaime y después nos fuimos a comer. Yo quería comer sushi pero los chicos no querían. Después de dar unas cuantas vueltas de Happy en Happy los dos chicos decidieron complacernos y aceptaron comer sushi.
Después de comer fuimos para casa. Jaime se fue a "arreglar unos asuntillos personales de vital importancia" y salsa boy imagino que a bailar salsa. Por la tarde noche Jaime se vino a cenar a casa con nosotras. Nos pusimos morados comiendo fresas con yogur, y nos reímos un montón. Después de cenar vimos una peli. Luego nos fuimos a la cama porque el día siguiente era lunes y teníamos prácticas. Jaime se quedó a dormir en nuestra casa. Estaba de vacaciones.
NUEVA SEMANA Y COMIDA TÍPICA. capitulo-15-sofia-xii
NUEVA SEMANA Y COMIDA TÍPICA. capitulo-15-sofia-xii
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